La Coruña es una ciudad costera situada en Galicia, en el extremo noroeste de la Península.
Su temperatura media anual, 14,8º, puede considerarse la normal en relación a su posición latitudinal y costera, comparable a la de ciudades situadas mucho más al sur pero a mayor altitud y con valores más contrastados en función de las estaciones (p.ej. Madrid 15º), con una amplitud térmica anual muy baja, de tan solo 8,8o. El verano puede considerarse suave, sin meses por encima de los 20º de media; ni siquiera la media de las máximas supera los 20º, de lo que se deduce que apenas habrá días calurosos en verano. El invierno es fresco, con toda probabilidad sin heladas dada la media de las temperaturas mínimas y la posición costera frente al Atlántico. De hecho, la bajísima amplitud térmica denota esa clara y constante influencia marina.
Las precipitaciones presentan un total anual abundante, ligeramente por encima de los 1000 mm, con una distribución ligeramente irregular. El otoño y el inicio del invierno son muy lluviosos, éste sin nevadas debido a la citada cercanía al mar y escasa altitud; el final del invierno y la primavera son también bastante lluviosos. Hay un corto mínimo de precipitaciones en verano y no podemos llegar a considerar seco mes alguno, pues siempre se rebasan los 30 mm.
Los elementos climáticos descritos se explican, por las ya comentadas cercanía al mar, sin obstáculos montañosos que dificulten la influencia de las borrascas del O y NO (frente polar) con las consiguientes lluvias, y por la posición costera. Al hallarse al NO de la Península, el paso de frentes en invierno originará tipos de tiempo del NO, frescos y lluviosos, mientras en otoño y primavera serán frecuentes los tipos de tiempo del O, con temperaturas más suaves y lluvias. Alguno de esos frentes del O puede llegar a afectarle en verano, dada su situación en el extremo noroeste peninsular, originando algunas lluvias, aunque en esta estación también habrá situaciones de tiempo más estable y suave, incluso con algunas jornadas calurosas, debidas a la influencia del anticiclón de Azores, que asciende en latitud en dicha época.
Estaremos, por tanto, ante un dominio climático típicamente atlántico u oceánico, con bajísima amplitud térmica anual y precipitaciones abundantes y bastante bien repartidas a lo largo del año.